Dr.
Salvador Ramos y Dña. Laia Fibla. Spa Loida
Los
avances en el diagnóstico y tratamiento del cáncer han conseguido que cada vez
sea mayor el número de personas que lo superan, o viven con la enfermedad
controlada. El concepto de enfermo de cáncer ha cambiado, hoy debemos de hablar
de personas afectadas por cáncer o supervivientes de cáncer y no de enfermos de
cáncer; no se trata solo de un concepto, sino de una nueva entidad y un nuevo
reto asistencial. El éxito de los tratamientos conlleva como contrapartida una
serie de secuelas que pueden presentarse mucho tiempo después de haber
finalizado dichos tratamientos, y que pueden deteriorar notablemente la calidad
de vida de estas personas, las cuales buscan asesoramiento, cuidados y
asistencia para poder reincorporarse a una vida social y laboralmente activa en
las mejores condiciones posibles. Desde la medicina estética podemos y debemos
hacer frente al reto de ofrecer los servicios y atenciones que estas personas
necesitan.
El cáncer
representa en el momento actual un problema sanitario de primera magnitud.
Recientemente la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) presentaba su
valoración de las últimas estadísticas referentes a nuestro país, en un
documento denominado “Cifras de cáncer en España”, documento disponible en su
pagina web (www.seom.org) y en el que podemos observar que el cáncer
representa en el momento actual la primera causa de muerte en España, siendo el
responsable de 98.046 defunciones durante el año 2006, lo que representa el
26,5 % de todas las muertes acaecidas ese año. En cuanto a la incidencia de
esta enfermedad, dicha sociedad científica estima que el año 2009 se diagnosticaran
200.000 nuevos casos, el 57,6% de ellos en hombres. Uno de cada tres varones y
una de cuatro mujeres, salvo muerte prematura, van a desarrollar un cáncer a lo
largo de su vida.
La
prevalencia de esta enfermedad, que estima el número de personas afectadas por
cáncer, vivas en un momento determinado, está en continua progresión debido
entre otras razones al envejecimiento de la población, al incremento de la
incidencia de muchos tumores y a la mayor supervivencia de los enfermos de
cáncer. La prevalencia de una determinada enfermedad es un indicador
fundamental para planificar los recursos asistenciales necesarios para atender
a la población afectada.
Por lo
que respecta a la supervivencia de los pacientes con cáncer, ésta ha
experimentado un incremento constante a lo largo de las últimas décadas,
incremento debido no solo a un diagnóstico cada vez más precoz y a la
utilización de combinaciones de tratamientos cada vez más eficaces, sino
también a la aplicación de un enfoque multidisciplinar en el abordaje de la
enfermedad, así como a la participación activa de los propios pacientes y su
entorno familiar en todo lo referente a su enfermedad y al propio proceso de
cuidados y atención; aspectos habitualmente infravalorados pero que son
fundamentales para alcanzar el objetivo del control de la enfermedad. Baste
recordar que el modelo hospitalario actual tiende a acortar las estancias
hospitalarias con altas precoces, trasladando al entorno familiar
responsabilidades que antes asumían los profesionales sanitarios (hospital de
día, cirugía de corta estancia, hospitalización a domicilio, etc.).
Como
contrapunto, este efecto beneficioso de una mayor supervivencia está asociado a
un amplio espectro de secuelas y complicaciones, muchas de ellas tardías, que
abarca desde problemas leves y fácilmente tratables, a secuelas más severas e
incluso letales.
Nuestro
sistema sanitario nos permite disponer de medios cada vez más eficaces y
accesibles para tratar el cáncer, por lo que el futuro es prometedor. La
trascendencia social de esta enfermedad es incuestionable y viene dada por el
progresivo incremento del número de personas que una vez finalizado el
tratamiento quieren reincorporarse a una vida social y laboral activa; por otra
parte existe una mayor conciencia de que la vida, que tanto ha costado
preservar, tiene que tener sentido y calidad, por lo tanto la necesidad de una
atención integral a estas personas supone un nuevo reto asistencial, siendo
necesario diseñar e implantar estrategias que ayuden a este grupo de población
en creciente progresión: las personas afectadas por cáncer, que lo han
sobrellevado y sobreviven a la enfermedad, y que hoy se agrupan bajo el término
de “supervivientes de cáncer”.
+Jaquelinne Lopez Vazquez.
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